Hablamos hoy del fin del mundo… una vez más.
La cuestión del yodo viene al caso ahora por la alarma nuclear creada con la invasión de Ucrania.
Si habéis visto la serie Chernobyl conoceréis de sobra esta imagen.
En ella la científica rusa tras alertar al mandamás y que este no le haga caso, le entrega a la secretaria un bote con pastillas de yodo.
El valor del yodo en esta situación es necesario para bloquear el yodo radioactivo que emana de la explosión de la central nuclear.
El caso es que se está empezando a ver un repunte en el acopio de yodo por parte de la población.
Y una vez más volvemos a empezar con la espiral de ansiedad… repasemos unos pocos acontecimientos que hemos vivido y que han puesto nuestros nervios a prueba.
- Hemos vivido un golpe de Estado en nuestro país.
- Vivimos un desastre nuclear (justo el arriba mencionado)
- Hemos sufrido infinidad de atentados terroristas, alguno incluso en nuestra provincia.
- Por desgracia también hemos visto cómo el terrorismo islámico reventó nuestra paz aquel fatídico 11M.
- Hasta 1989, recordemos que vivíamos en una continua alerta por la llamada “guerra fría”.
- Sufrimos erupciones volcánicas.
- Una pandemia que aun colea.
Y ahora una guerra que amenaza con hacerse global y eventualmente acabar con todo lo conocido.
Lo común hasta ahora es que a pesar de todo hemos llegado hasta aquí vivos y coleando. Es verdad que cualquier momento es suficiente para la desgracia, pero estar continuamente anticipando lo que se nos puede venir encima tampoco es sano.
Decía nuestro paisano Séneca y lo dijo hace mucho tiempo que “quien sufre antes de tiempo sufre más de lo necesario”.
El estar continuamente anticipando el fin de nuestros días por pandemias, terrorismo o ataques nucleares hace que estemos continuamente sufriendo.
No decimos que no haya que estar al tanto de lo que ocurre, pero no tiene mucho sentido preocuparse en exceso por cosas que escapan a nuestro control.
Preocuparse de cosas que no están bajo nuestro control solo genera ansiedad y frustración.
Fijaos en este ejemplo y decidme que no lleva toda la razón.
Si un arquero quiere alcanzar un objetivo con su flecha, tiene muchos elementos bajo su control. Controla por ejemplo cuántas horas practica su técnica, qué arco utiliza y, llegado el momento, cuánto tensa la cuerda y en qué dirección apunta su flecha.
Pero una vez la flecha deja su arco, no hay nada más que pueda hacer. Que la flecha alcance su objetivo depende ahora del destino. Una ráfaga de viento o cualquier movimiento del objetivo alterará el resultado, pero no es algo que deba preocupar al arquero, porque son elementos fuera de su control.
Sí, es más fácil decirlo que hacerlo pero no dejéis de pensar en ello para intentar rebajar esa ansiedad.
Y si no lo conseguís podéis acudir a alguna solución como por ejemplo esta que te proponemos.
Ayuda a calmar en períodos de nerviosismo, gracias a su contenido Vitamina B6, extracto de Griffonia y Magnesio, que contribuyen al correcto funcionamiento del sistema nervioso.
Con Azafrán, Griffonia Simplicifolia, Vitamina B6 y Magnesio.
Cada cápsula de Calmyzen® Complete contiene 4 comprimidos:
• Comprimido 1 de liberación inmediata (color rosa)
Contiene extracto de Azafrán y extracto de Griffonia de simplicifolia, que se obtiene de los estigmas puros de la planta Crocus sativus L. y cuyos principales compuestos, crocina y safranal, se consideran que están implicados en el estado de ánimo.
• Comprimidos 2 y 3 gastrorresistentes de liberación retardada (color blanco)
Contienen Magnesio, mineral presente de forma natural en el organismo, que contribuye a reducir el cansancio y la fatiga, además de mantener el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Se liberan de forma retardada en el intestino, evitando el pH ácido del estómago, para garantizar una mejor absorción.
• Comprimido 4 de liberación prolongada (color gris)
Contiene Vitamina B6 que contribuye a mantener el correcto funcionamiento del sistema nervioso, así como el sistema inmunológico.
Y no olvides que para tener un poco más de paz a veces hay que dejar de hacer caso a nuestra vocecita interior que continuamente nos bombardea con miedos que muy probablemente jamás ocurran.
Por cierto, el yodo déjalo para las embarazadas anda…
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